Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll

Imagen de las cubiertas de los libros y los cuadernos de Alicia, de Lewis Carroll (Alborada, 1987)
Lewis Carroll (Charles Lutwidge Dodgson, 1832-1898) estudió en un colegio de Oxford (Inglaterra, Reino Unido), donde más tarde sería profesor de matemáticas. Su sensibilidad poética y una espontánea imaginación hicieron que ya desde joven dirigiera un teatro de marionetas familiar para divertimento de sus hermanos. Niño tartamudo y muy tímido, le afectó profundamente la muerte de su madre, costándole más que a otros muchachos de su edad integrarse en el mundo de los adultos. De hecho, él siempre se encontró mucho más a gusto en el mundo de los niños. Aunque publicó diversas obras científicas, es universalmente conocido por su primera novela, Alicia en el País de las Maravillas. Este bello libro tuvo su origen en la historia que Carroll contó a tres hermanas —Lorine, de trece años; Alice de diez, y Edith, de ocho— cuando daban un paseo en barca.
ALICIA PARA LOS MÁS PEQUEÑOS 
Alice le insistió mucho para que escribiera esa historia que les había contado. En 1864 Lewis Carroll se la regaló a Alice, junto con las ilustraciones que él mismo había hecho. El escritor había captado ese momento en que Alice dejaba de ser niña para entrar en el misterioso y a la vez absurdo mundo de los mayores. Este libro, publicado en 1865, tuvo gran éxito entre niños y mayores, y el autor (como él mismo nos dice) quiso que también los más pequeños pudieran conocer las aventuras de Alicia. Por eso escribió Alicia para los más pequeños
Tengo razones para creer que cientos de niños de cinco a quince años han leído Las Aventuras de Alicia en el país de las maravillas. También lo han leído niños de quince a veinticinco años, además de niños de veinticinco a treinta años, e incluso niños —que los hay—, niños a los que ni la mengua de su fuerza y su salud, ni la fatiga de oír solemnes payasadas, ver falsos oropeles y percibir la irremediable miseria de la vida han podido agotar el puro manantial de alegría que mana de cualquier corazón infantil… Niños de «cierta» edad, cuyos años no se pueden ni contar: más vale que callemos respetuosamente. Y ahora mi ambición (acaso vana) consiste en que lean mi cuento los niños de cero a cinco años. ¿Que lo lean? Bueno, no… […] Pascua Florida, 1890 (Fragmento perteneciente al prólogo de Alicia para los más pequeños, p. 5)
Esta adaptación de Alicia en el País de las Maravillas que Lewis Carroll preparó para los más pequeños al comprobar el enorme éxito que había cosechado la obra, libro no pensado —en principio— para la infancia más tierna, posee los veinte dibujos de John Tenniel que cuidadosamente seleccionó Carroll y que pidió a la pintora Emily Gertrude Thomson que coloreara. Esta breve y deliciosa historia recoge las peripecias esenciales que vive Alicia tras los pasos del Conejo Blanco, con el Gato de Cheshire o en la corte de la Reina de Corazones.
Imágenes del interior del libro Alicia para los más pequeños (Alborada, 1988)
ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS 
Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll es, probablemente, el libro juvenil más famoso del mundo, pero poca gente conoce bien la existencia del libro Alicia para los más pequeños. El libro fue publicado en su primera edición de 1890 por Edmun Evans, y tiene una muy bonita introducción para los pequeños. Carroll gustaba de dedicar sus libros para niños a sus amistades infantiles; frecuentemente lo hacía mediante poemas acrósticos que contenían sus nombres. Alicia para los más pequeños está dedicado a Marie Van der Gutch, cuyo nombre completo se forma tomando la segunda letra de cada verso del poema-dedicatoria en su versión en inglés.
Imágenes del interior del libro y el cuaderno de Alicia en el País de las Maravillas (Alborada, 1987)
Alicia en el País de las Maravillas es un cuento que, aparentemente construido sin ningún plan ni argumento y con el único fin de distraer y sorprender, nos ayuda a conocer mejor la realidad. Muestra que los descubrimientos más decisivos están en el interior del hombre. Estilo breve y rápido, posee ilustraciones de John Tenniel en blanco y negro y fue traducido por Ramón Buckley para Alborada Ediciones, corriendo a cargo del mismo la elaboración del cuaderno de trabajo.  
“Y mientras se encontraba en aquel estado, le pareció que todo el sueño de Alicia cobraba de nuevo vida ante sus ojos. La hierba se movía bajo sus pies y pudo ver al Conejo Blanco, que se apresuraba hacia la madriguera, y oír el ruido del infortunado Ratón al caer en el Mar de Lágrimas, y el tintineo de las tazas de té, que la Liebre de Marzo y sus amigos se servían en aquella merienda sin fin, y la estridente voz de la Reina repitiendo, una y otra vez, la orden de ejecución… Y los estornudos del bebé-cerdito, acunado en los poderosos brazos de la Duquesa, y el estrépito de platos y fuentes que se partían al estrellarse junto a ella… Y el aire se llenó otra vez más del agudo carraspeo del Grifo y el chirrido de la tiza de Bill, la Lagartija, y de los gritos sofocados de los conejillos de Indias.” (Alicia en el País de las Maravillas, p. 138) 
Aunque Carroll escribió la mayor parte del libro en 1862, el libro tardaría aún bastante en aparecer. La primera edición que se hizo de él en España fue publicada en 1922... La realizó Josep Carner en catalán y hubo que esperar al año 1928 (más de cincuenta años después de la publicación) para que viera la luz la primera traducción de la obra al castellano. A partir de este momento se suceden las traducciones, que en su mayor parte son simples adaptaciones para un público infantil... Llegamos al año 1970, cuando Jaime Ojeda publica la primera versión «seria» de Alicia, dirigida, por vez primera, al lector adulto. Ojeda se plantea, por primera vez, todas las dificultades que presenta el texto inglés, sin que ello signifique que alcance a resolverlas... 
Imágenes del interior del libro Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll (Alborada, 1987)
Cuando Lewis Carroll se embarcó en su famosa excursión río arriba, Alice Liddell tenía exactamente diez años, aún era una niña, pero muy pronto dejaría de serlo. El cuento que Carroll inventa trata justamente de eso: del momento en que un niño deja de serlo y comienza a penetrar en el fascinante, misterioso y a la vez absurdo mundo de los adultos. Se ha dicho que Alicia, al descender por el túnel de la madriguera del conejo está retrocediendo al útero materno. Todo lo contrario. Está avanzando hacia ese momento, ya muy cercano, en el que ingresará en el mundo social de los mayores. Por eso, al llegar al fondo del túnel, Alicia se encuentra con un frasco que dice «DRINK ME», y Alicia duda si beber o no beber, si crecer o no crecer, si hacerse o no mayor. Alicia bebe y crece, y a partir de ese momento pasa revista a toda la sociedad británica de su tiempo, gentes de todas las categorías sociales, desde las clases más bajas del campesinado (Pat o la Lagartija Bill), a la clase media (el Sombrerero), a la burguesía (el Conejo), la nobleza y la realeza... Todo el mundo de los adultos, tal como descubre Alicia, está regido por unas normas que no tienen sentido alguno. La vida es un juego tan absurdo y arbitrario como el partido de croquet que la Reina organiza en sus propios jardines...
Cubiertas de los libros de Alicia, de Lewis Carroll y de los cuadernos de trabajo (Alborada, 1987-88) 
ALICIA A TRAVÉS DEL ESPEJO 
A través del espejo es una novela infantil escrita por Lewis Carroll en 1871. Es la continuación de Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas (aunque no hace referencias a lo que ocurre en ese libro). Muchas cosas de las que acontecen en el libro parecen, metafóricamente, reflejadas en un espejo. Mientras que el primer libro juega con cartas vivientes, en esta ocasión Alicia se ve envuelta en una loca partida de ajedrez. Carroll nos proporciona una lista de los movimientos que en ella se producen, aunque algunos de ellos van en contra de las reglas del juego, como si fuera un niño pequeño el que estuviera jugando. No aparecen personajes exactos de Alicia en el país de las maravillas, sólo se toma la imagen del Sombrerero como Hatta (cuya pronunciación en inglés suena muy parecido a Hatter, sombrerero) y la Liebre de Marzo como Haiga (cuya pronunciación en inglés suena como a Hare, liebre) que aparece en el capítulo séptimo (El León y el Unicornio), un personaje diferente en este segundo libro.
«Mientras hablaba, Alicia la retiró de la mesa y comenzó a zarandearla, hacia adelante y hacia atrás, con todas sus fuerzas... La Reina Roja no ofrecía la menor resistencia, pero su rostro iba contrayéndose, mientras que sus ojos se volvían cada vez más grandes y cada vez más verdes... Cuanto más la zarandeaba, más gorda y más pequeña se volvía, más suave y más redonda hasta que... se despertó y vio que era un minino lo que tenía en las manos».
 
CARROLL, Lewis. Alicia en el País de las Maravillas. Ed. Alborada S.A. (Colección La Locomotora, nº 13), Madrid, 1987. ISBN: 84-7772-028-2 [Ilustraciones de John Tenniel / Trad.: Ramón Buckley / Diseño de cubierta de Batlle-Martí] "Y mientras se encontraba en aquel estado, le pareció que todo el sueño de Alicia cobraba de nuevo vida ante sus ojos. La hierba se movía bajo sus pies y pudo ver al Conejo Blanco, que se apresuraba hacia la madriguera..." CARROLL, Lewis. Alicia para los más pequeños. Ed. Alborada S.A. (Col. La Locomotora, nº 36), Madrid, 1988. ISBN: 84-7772-080-0 [Ilustraciones de John Tenniel / Trad.: Mary-Carmen Beaven / Cubierta: Batlle-Martí] "Tengo razones para creer que cientos de niños de cinco a quince años han leído Las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas. También lo han leído niños de quince a veinticinco años, además de niños de veinticinco a treinta años... The Nursery Alice. Pascua Florida, 1890." CARROLL, Lewis. Alicia a través del espejo. Ed. Alborada S.A. (Col. La Locomotora, nº 40), Madrid, 1988. [Ilustraciones de John Tenniel / Trad.: Ramón Buckley / Diseño de cubierta de Batlle-Martí] Título original: "Alice Through the Looking Glass" (A través del espejo y lo que Alicia encontró allí).