Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez

Cubierta de Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez (Alborada, 1987)
Juan Ramón Jiménez (1881-1958), figura clave del Modernismo, obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1956 por el conjunto de su obra, designándose como trabajo destacado de la misma la presente narración lírica Platero y yo. Esta edición reproduce fielmente la primera publicación de la obra, que apareció en la editorial La Lectura, Madrid 1914. Así lo refleja Juan Ramón Jiménez: 
Vuelto yo a Madrid, 1912, Francisco Acebal, director de «La Lectura», que leyó algunos de mis manuscritos de «Platero», me pidió una selección para su «Biblioteca de Juventud». Yo no le toqué, como digo en la nota preliminar de este librillo, a lo escojido para él. Yo (como el grande Cervantes a los hombres) creía y creo que a los niños no hay que darles disparates (libros de caballerías) para interesarles y emocionarles, sino historias y trasuntos de seres y cosas reales tratados con sentimiento profundo, sencillo y claro. Y esquisito. No es, pues, «Platero», como tanto se ha dicho, un libro escrito sino escojido para los niños.
Antes de continuar, advertir al lector (por si aún no se hubiera percatado) de la peculiar ortografía del escritor, en la que destaca la forma personal con la que escribe determinadas palabras, siempre con «j» en vez de «g» antes de «e, i».
Si bien la obra de Juan Ramón Jiménez está dirigida a jóvenes y adultos por igual, se entiende que Michael P. Predmore, especialista en la obra de este escritor, ofrezca en un volumen editado por Cátedra en 2006 un texto cuidado de la edición alargada (1917), con cuatro apéndices y un estudio de la obra. Se entiende porque Platero, que sólo es un animal, pasa a ser el compañero inseparable del autor, que ha perdido la confianza en las personas al morir sus familiares. La obra, escrita en pequeños poemas en prosa, evidencia una honda tristeza por parte de su autor que se transforma en gran alegría al dar con Platero. El animal, con su virtud, hace que los niños jueguen y se diviertan durante toda la obra, ofreciendo al escritor una enorme satisfacción que se convierte en ternura. Juan Ramón Jiménez mantiene un dialogo constante con Platero, le convierte en su confidente. La historia transcurre en Moguer (Huelva), frente al Atlántico, con sus casas blancas, sus viñas y naranjos, sus pinos zagales y sus huertos.
Imagen del interior del libro (Ilustración de Guillermo Llorente) pp. 10-11 
Platero y yo, fechada por su autor en 1914, se convirtió en la obra más popular del poeta, escrita en una espléndida prosa, que suavemente lleva al lector a través de un cuidadoso retablo de imágenes poéticas que nos conducen desde la presentación de este burro de Moguer (ciudad natal del escritor):
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. (p. 10)
hasta la muerte de Platero, en su prado de rosas eternas, viendo detenerse al escritor ante los lirios amarillos que ha brotado su descompuesto corazón y  recibiendo, desde el cielo de Moguer, las palabras de despedida que le tiene reservadas el poeta. 
A lo largo de toda la obra, el escritor se sirve de Platero para describir el paisaje y hacerle confidencias al lector. Va llenando de diversas referencias cada capítulo: pictóricas, literarias, musicales... La muerte también recorre la obra entera: la flor del camino, que vivirá pocos días (Cap. VIII, p. 24); el anochecer, que representa el invierno y la adolescencia, apaga el día y, con el ocaso muere la infancia, la primavera (Cap. XIV, p. 36); el guarda que dispara al perro (Cap. XXVII, p. 62); el pozo, donde poder coger más pronto las estrellas... (Cap. XXXIV, p. 76); el canario yerto en su jaula de plata (Cap. LI, p.110); la muerte de Platero (Cap. LX, p. 128); el cierre del último capítulo, Melancolía: «Platero, dime: ¿te acuerdas aún de mí?». No obstante, estos aspectos violentos que hallamos en el libro, son mitigados por el sentimentalismo de una obra un poco moralista.
Imagen del interior del libro (Ilustración de Guillermo Llorente) pp. 134-135
En Platero y yo Juan Ramón Jiménez recrea poéticamente, como ya hemos comentado más arriba, la vida y muerte del burro Platero. La primera edición se publicó en 1914 (La Lectura) y en 1917 se publicó la obra completa, compuesta por 138 capítulos (Editorial Calleja). Quedaba claro que Platero era un texto adulto, aunque por su sencillez y transparencia se adecuara perfectamente a la imaginación y al gusto de los niños. Algunos capítulos encerraban una cierta crítica social, revelando una dimensión del autor que muchos tardaron en advertir. El propio Juan Ramón Jiménez, en un «prologuillo» a la edición aclaraba: «Yo nunca he escrito ni escribiré nada para niños, porque creo que el niño puede leer los libros que lee el hombre, con determinadas excepciones que a todos se le ocurren». El poeta tenía la intención de ampliar el texto hasta los 190 capítulos; de hecho, existen tres adicionales, escritos en la década de 1920. Juan Ramón Jiménez planeó también una segunda parte, denominada Otra vida de Platero, de la que incluso esbozó algunos títulos. Un proyecto que, como el de publicar Platero y yo en cuadernos sueltos, no llegaría nunca a ver la luz. 
Por la cuadra en silencio, encendiéndose cada vez que pasaba por el rayo de sol de la ventanilla, revolaba una bella mariposa de tres colores...
Con motivo del centenario de su publicación, la Fundación Juan Ramón Jiménez editó una edición especial para repartir de forma gratuita entre todos los ciudadanos que acudan a la Fundación Zenobia, en Moguer (Huelva), el lugar de nacimiento del poeta. 
Cubiertas del cuaderno de lectura y el libro de la colección La Locomotora, de Alborada.

JIMÉNEZ, Juan Ramón. Platero y yo. Ed. Alborada S.A. (Colección La Locomotora, nº 1), Madrid, 1987. ISBN: 84-7772-000-2 [Diseño de cubierta de Batlle-Martí / Ilustraciones: Guillermo Llorente] "Esta edición reproduce fielmente la primera publicación de Platero y yo, que apareció en la editorial "La Lectura", Madrid, 1914. Así lo refleja Juan Ramón Jiménez: "Vuelto yo a Madrid, 1912 (...) No es, pues, "Platero" un libro escrito sino escojido (con "j" lo escribió el autor: J.R.J.) para los niños."