Personajes creados por Disney llevados al cómic en los '70 (y 2008)

Dicen que no hay infancia sin tebeo. Ese raro ejemplar con dibujos que incluye texto, al que unos llaman historieta y otros cómic —con ánimo, supongo, de distinguirlo hoy de la novela gráfica—. Todo empezó en 1976.
En mi niñez, aparte de dibujos animados y demás programas infantiles propios de aquella época, leí y escuché numerosas canciones y asimilé, a través de discos de vinilo y libros ilustrados, decenas de cuentos clásicos relatados por diferentes voces, a veces acompañadas de melodías y letras alusivas a cada cuento. No recuerdo el día que me regalaron mi primer Don Miki, pero sí vivamente (y con puro rencor, reconvertido en doloroso trauma, hasta ahora) que se decidiera más tarde (re)tirarme la serie (no estaba completa, pero tenía muchos ejemplares [1]) porque, supuestamente, me distraía de mis estudios. Tarde ya comprendieron que la niña era distraída por naturaleza y que su problema de atención no tenía nada que ver con el tipo de lecturas que escogía… Conseguí rescatar e incluso recuperar con el tiempo y la constante visita al rastro de mi ciudad algunas de aquellas maravillas, las cuales aún conservo. No obstante, de aquella época leo ya poco, quizá algo puntual, porque en la actualidad se han ido creando (y no me refiero sólo a Disney) nuevos personajes, algunos más complejos, plurales (menos planos, más pedagógicos, menos retrógrados) y se han reeditado también muchas cosas… Pero Don Miki es especial.
Publicada a partir del 14 de octubre de 1976, la revista juvenil Don Miki estaba basada en Topolino, el veterano semanario dedicado a difundir los cómics Disney en Italia. Aunque los cómics de la compañía estadounidense, presentes en nuestros quioscos desde los años treinta, habían alcanzado altas cotas de popularidad, Don Miki contaba con la particularidad de ofrecer en España, por vez primera de manera regular, las historietas con los personajes que se habían realizado en Italia. De este modo, sus lectores pudieron disfrutar, por ejemplo, con las hazañas superheroicas de Patomás, descubrir sagas espectaculares como La Dinastía de los Patos, y conocer a nuevos miembros de la familia Disney.
Pocas publicaciones han sido tan universalmente populares y conocidas como Don Miki, que llegó a los quioscos españoles a finales de los 70. Los personajes Disney eran trasladados al papel de manera brillante por una serie de autores memorables e irrepetibles (italianos, estadounidenses y de otras muchas nacionalidades), empeñados en conseguir la mejor revista infantil de aventuras jamás vista hasta entonces. Los jóvenes lectores (y también sus padres) supieron apreciar su esfuerzo y Don Miki se convirtió en un fenómeno de ventas. Otras colecciones de la compañía alcanzaron éxitos de ventas, pero ninguna como Don Miki
El ratón de cabecera de Disney se llama Mickey Mouse, pero su versión castellana (Miki) era la más conocida en España. En Italia era Topolino, nombre local de este personaje. Hablar de Don Miki es hablar de algo más que de una revista dedicada a los personajes de Disney. Es referirse a un fenómeno que despertó un gran interés durante una década, y media de la siguiente (y que aún provoca nostalgia). Quienes vivieron esos años recuerdan perfectamente el tamaño de la revista, el diseño de sus cubiertas, el tacto de las hojas, el color de cada viñeta y la mayor parte del texto que acompañaba a las ilustraciones. Don Miki es, sin duda, una publicación que marcó una época. Paralelamente a ésta, Disney lanzó otras revistas con más material de sus personajes: una nueva etapa de Don Donald, extras de verano e invierno, especiales como El Almanaque de Tío Gilito, etc., además de varios álbumes. Algunas de estas publicaciones reeditaban material de Carl Barks (dibujante de Donald Duck) u otros autores clásicos de prestigio. Don Miki no se limitaba a ofrecer historietas, brindaba a sus lectores también la oportunidad de hacerse socios del Club Don Miki, con carnet, insignia y certificado de socio. En sus páginas presentaba reportajes varios y secciones como El taller de los inventosBricopato, Don DeporteEl buzón de Donald, etc. Sin olvidar los regalos con los que a veces obsequiaba a sus fieles seguidores como las famosas monedas de La Dinastía de los Patos que eran auténticos objetos de deseo en la época. Con el tiempo, la revista fue abandonando las secciones que le daban personalidad propia, pasando a convertirse gradualmente en una publicación compuesta sólo por historietas (superando, no obstante a la aún más decadente Don Donald). Finalmente, con su número 664, el 29 de junio de 1989, se despidió de forma definitiva de sus lectores.   
El universo Disney se caracteriza por tener uno de los elencos de personajes más conocidos y carismáticos de todos los tiempos. Especialmente los personajes que forman “la gran familia Don Miki”. Mickey fue “el que lo empezó todo”, desde que fuera creado por Walt Disney allá por 1928: sin él, difícilmente habrían llegado a ver la luz los demás personajes. A su vez, Mickey Mouse, intrépido, generoso y eternamente optimista, Minnie, su perro Pluto, sus sobrinos Morty y Ferdie... Goofy, el mejor amigo de Mickey, es ingenuo y gentil. Aunque cometa a menudo torpezas, ello nunca es un obstáculo para que siga adelante. Vive en su propio mundo. Como Donald, Goofy también tiene una identidad secreta, Súper Goofy, convirtiéndose en un justiciero en pijama cuando consume sus cacahuetes especiales. Donald (convertido en superhéroe es Patomas) posee un carácter gruñón y tiene tendencia a meterse en líos, ya sea por voluntad propia o a su pesar. Por suerte, tiene a su lado a sus tres sobrinos (con su legendario Manual de los Jóvenes Castores), a Daisy, al multimillonario Tío Gilito, a su increíblemente afortunado primo Narciso Bello, al inventor Ungenio Tarconi y a la Abuela Pato.
Bajo el título de Películas se esconde una colección que presentaba a variados personajes del universo Disney y que, a diferencia de la serie regular Don Miki, incluía historias algo más adultas o casi desconocidas para el gran público. Los ejemplares presentaban a muchos de los llamados “malos” de Disney, casi tan aclamados por los lectores como los “buenos”. Desde el perverso Pete Pata Palo, el mayor enemigo de Mickey, hasta los Golfos Apandadores, siempre ocupados en sustraer a Tío Gilito su fabulosa fortuna, pasando por Mágica, la astuta bruja deseosa de arrebatarle al multimillonario pato su moneda talismán “Número Uno”, las traviesas ardillas Chip y Chop, siempre atareadas en almacenar nueces, los Tres Cerditos, constantemente perseguidos por el Lobo Feroz y protegidos por el bondadoso retoño de este último, Lobito... También existen los humanos en Disney: el pequeño Hiawatha (un guerrero indio de apenas siete u ocho años), los protagonistas de los clásicos cuentos: Blancanieves, Cenicienta, Bella... (y sus príncipes); el joven Taron (y el caldero mágico) y su maestro; el rey Arturo; la extraordinaria y temible madrastra de Blancanieves...  Naturalmente, detrás de todos los grandes personajes hay autores igual de grandes: dibujantes y guionistas que, a lo largo de las décadas han sabido conservar y expandir la magia de estos personajes Disney. Autores estadounidenses, italianos sobre todo, y también de otras nacionalidades, genios del lápiz que supieron hacer soñar a varias generaciones. 
Los volúmenes de estas colecciones pueden adquirirse en librerías físicas y online, e incluso encontrarse en cualquier mercadillo de libros de la ciudad en que uno reside.
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[1] Numerosas series, colecciones, revistas y ejemplares sueltos salieron de mi casa en cajas para ser depositados en algún otro hogar. Las revistas de Patty's World y algún ejemplar de su homóloga española: Esther, heredadas de mi hermana mayor, fueron de las primeras en desaparecer de las estanterías de mi cuarto. Todos los Archie Comics (Betty & Verónica, Betty's DiaryBetty and MeArchie's Pals'n Gals) de finales de los '80 corrieron la misma suerte; varios números de Spiderman (El Hombre Araña, de Editorial Forum); The Phantom (El Hombre enmascarado, de Editorial Vórtice) e incluso algún que otro ejemplar suelto, como Johan y Pirluit (de Bruguera); algunos tebeos de Ediciones B, Toutain, Panini, Toray..., los tomos verdes de la revista Tope Guai (que incluían historias sueltas de Spirou, Pierre Tombal, etc.); las colecciones Disney Don Miki Extras de verano invierno (que traían historias fabulosas como El anillo de los Nibelungos o Donald y los monos de Gibraltar) o clásicos como El aprendiz de brujo o el osito Winnie (no me quitaron los de Milne, de Methuen: Winnie-the-Pooh, The House at Pooh Corner, porque eran un regalo de mi abuelo). Disney se convirtió en el Demonio, tal cual). Les tocó el turno a mis álbumes de cromos (GremlinsLa pandilla basura, El porqué de las cosas, El Mago de Oz...) y libros ilustrados como Las profesiones (1986) o de índole popular, como Un cuento para cada día (Susaeta, 1978) o la fabulosa colección de cuentos de Peter Haddock (1988) o Cuentos populares españoles y otros. Finalmente, juegos de barajas, juegos de mesa como La gran subasta (de Borrás) o cualquier otra distracción susceptible de contener imágenes, ruidos o luces. Las figurillas de PVC también resultaron ser perjudiciales para mí, para fijar mi atención (a juicio de mis padres, claro). Sólo texto, nada de imágenes salvo en libros escolares.
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DISNEY, Walt. Don Miki Especiales, Planeta DeAgostini, S.A., Barcelona, 2008. Vuelven a España los personajes más famosos de Disney, con un primer volumen especial en el que se agrupan varias historias temáticas protagonizadas por el ratón Miki (Mickey Mouse) y el pato Donald (Donald Duck). Los títulos que abren la recuperada colección, Don Miki, especial serie negra (I y II), junto a una cuidada presentación de cubierta son más que sugerentes. El primer tomo, se compone de cuatros historias: una larga protagonizada por Mickey Mouse y otras tres breves destinadas a un público más infantil. Todas ellas hechas en Italia, con guiones de Tito Faraci y dibujos de Giorgio Cavazzano —las tres primeras— y de su alumna, Silvia Ziche para la última. La primera de las historias, Anderville, es la mejor sin discusión. La más negra de las cuatro, centrándose en un Mickey Mouse que curiosamente se tiene que desplazar fuera de Ratónpolis para realizar sus investigaciones. Mickey recorre las calles de Anderville para satisfacción de un lector sofisticado, no necesariamente infantil. De hecho, en estas páginas descubriremos sin esfuerzo las claves típicas de un "thriller", empezando por los nuevos amigos de Miki. En conjunto, la obra destaca por la historia extensa sobre Mickey Mouse, pues las historias de los personajes secundarios no llegan al mismo nivel.
DISNEY, Walt. Don Miki, Montena, Barcelona, 1970-1989. Los personajes más famosos de Disney agrupaban varias historias temáticas protagonizadas por el ratón Miki (Mickey Mouse) junto a sus amigos y el pato Donald (Donald Duck) junto a los suyos. La revista juvenil Don Miki se publicó en España en los años 70 y 80 del siglo XX. En total se editaron 664 números en un periodo de 13 años, siendo una de las más longevas de su categoría, durando su edición semanal desde el 14 de octubre de 1976 hasta el 29 de junio de 1989. Fue inicialmente editado por Montena, y posteriormente fue vendida a la editorial Primavera. Desde agosto del año 2014, la editorial Planeta DeAgostini realiza la reedición de algunos de sus ejemplares. Su contenido estaba formado por historietas gráficas de Mickey y Donald, junto a los personajes secundarios creados por Floyd Gottfredson en el primer caso y Carl Barks en el segundo. Contenía un pequeño índice y entre sus páginas se incluían datos de interés para la audiencia juvenil, tales como música, películas, televisión, deporte, juegos, y tecnología. La mayoría de las historietas no alcanzaban las diez páginas; las menos, sin embargo, se extendían (parte 1, parte 2) ocupando varios fascículos.
DISNEY, Walt. Don Donald, Editorial Montena, Barcelona, 1979-1984. A raíz de la revista juvenil Don Miki, surgieron estos cuadernillos exactamente iguales a los Don Miki pero con cuya cabecera se dedicaba a Donald. Ambos cuadernos, Don Miki y Don Donald, poseían idéntico diseño y tamaño. La única distinción era que estaban grapados, pero su interior era igualmente a color. Se vendió como suplemento de la colección DUMBO, en vez de como revista independiente. La colección constaba de 136 ejemplares numerados y fue antecedida por cuatro lanzamientos sin numerar con un precio en portada de 18 pesetas (aunque esto varió). Las historias de Don Donald eran sólo tres y, por lo general, apenas alcanzaban las 30-40 páginas. Tampoco destacaban especialmente ni se diferenciaban demasiado de las que aparecían en Don Miki. De hecho, las de esta última mejoraron muchísimo, mientras la calidad de las ilustraciones y de las historietas de Don Donald parecían entran en decadencia, ofreciendo aventuras bastante menos interesantes que las de aquella. Don Donald no fue capaz de superar nunca a Don Miki y sucumbió cinco años antes de que aquella se despidiera definitivamente en 1989.