Trilogía de Tora, de Herbjørg Wassmo

Trilogía de Tora, de Herbjørg Wasson. Nórdica Libros, Salamanca, 2013. Traducción de Cristina Gómez-Baggethune
La presente obra de Herbjørg Wassmo (Vesteralen, 1942) logra captar por completo la atención del lector y le enfurece, sorprende y sacude con fuerza. La Trilogía de Tora (1981-1986) es capaz de transmitir, con la mayor delicadeza pero sin evitar toda la crudeza, una historia ambientada en los años 50 en un pueblo pesquero del norte noruego.
En Los libros son tímidos, de Giulia Alberico, conocí una obra que me puso en contacto con la Trilogía de Tora: «Pertenece al verano de 1964 un libro que adquirí en Torricella, Pasiones, de Somerset Maugham, una colección de cuentos.» (p. 31) «Passioni —nos informa F. J. Carrobles, el traductor de Los libros son tímidos, en una acotación de la obra— es el título italiano de la colección de relatos Creatures of circunstances, cuya edición española, publicada por Plaza & Janés en 1959 y traducida por Juan G. de Luaces, llevaba por título La joven romántica. El relato «La mujer que no se rindió» es «The unconquered», y en la citada edición española aparecía como «Los invencidos». En él se narra la trágica historia de Annette Perrier, una muchacha francesa que durante la ocupación alemana se queda encinta tras haber sido violada por un soldado alemán. Éste, al conocer la noticia, y arrastrado por un fuerte impulso paternal, empieza también a sentirse atraído por la chica, y con el consentimiento cómplice de los padres de ella —dos colaboracionistas que gracias a él tienen bien surtida la despensa— decide formalizar la relación y desposarla, pero Annette, como supremo acto de libertad y rebeldía, mata al niño recién nacido.» Fue a raíz de este relato de Somerset, como decía más arriba, que tropecé con la Trilogía de Tora, de Wassmo, cuya historia, también trágica, nos presenta a la hija de un soldado alemán y una mujer noruega que ha de vivir bajo el constante estigma y rechazo de sus habitantes por ser hija (ésta sí deseada) de un nazi.  
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Los tres libros que componen la obra forman uno de los conjuntos literarios más importantes de la literatura nórdica del siglo XX y han recibido prestigiosos premios: el Premio de la Crítica de Noruega por La casa del mirador ciego (publicada en 1981); el Premio de los Libreros de Noruega, por La habitación muda (1983); y el Premio de Literatura del Consejo Nórdico, por El cielo desnudo (1986). Sus páginas nos muestran cómo va creciendo su protagonista, Tora, una niña de los fiordos noruegos, y con ella viviremos la historia reciente de su país. Sabremos de sus conflictos, sus sufrimientos y los retos a los que se ha ido enfrentando desde pequeña. Veremos cómo Tora pasa de ser una niña indefensa a ser capaz de enfrentarse a sus miedos y a la dureza de la vida. Tendrá fuerza para salir de sí misma y del entorno que la asfixia. Su lucha, que ha sido y es la de muchas mujeres, formará ya para siempre parte de nuestra memoria. Herbjørg Wassmo debe su fama a esta trilogía que ahora agrupa y reedita Nórdica Libros —editorial que ya publicara entre 2010 y 2012 las obras por separado—, sobre la vida y evolución de la pequeña Tora, sus vicisitudes y la historia reciente de su país. Parte de la carrera de Herbjørg Wassmo como escritora —ejerció como profesora hasta 1981— se ha movido en el espinoso terreno de las relaciones paterno filiales, como la Trilogía de Dina (1989-1997) y Cien años (2009), su última novela, en la que recrea la vida de cuatro generaciones de mujeres de su propia familia y del miedo que le inspiraba su padre.
LA CASA DEL MIRADOR CIEGO
Transcurre esta primera novela de la trilogía en una isla de los fiordos «donde todo llega al menos con cinco años de retraso con respecto a Oslo…». Para la geografía y el paisaje se sirvió la autora de los de su infancia. Creció rodeada de brezo, abedules y grosellas, lo que permitió que su personaje viviera en un lugar que la escritora conocía bien, una comunidad pequeña, en un pueblo pesquero del norte de Noruega, con una casa que antiguamente pertenecía a una familia rica, pero que al acabar la Segunda Guerra Mundial la habitaban personas con problemas. Antes era la mansión del dueño del pueblo, pero ahora no tenía ni cristales. En su lugar clavaron tablones. Herbjørg Wassmo se puso como tarea describir las relaciones entre los personajes de la infravivienda y entender que, aunque vivían muy juntos, ninguno quería saber por qué la gente lloraba durante la noche. Habitantes parcos en palabras, recelosos, pescadores y trabajadores de la pesca de resistencia absoluta y costumbres arraigadas. La casa del mirador ciego es una novela de mujeres, femenina y feminista, contada desde la perspectiva de éstas. Narrada desde su mirada, su corazón, su estómago y sus agallas. El alma, el hilo conductor de toda la historia es Tora.
[...] Los suelos no crujían, la puerta no se entreabría. Solo el sonido de flauta, la luz a través de la nieve y la frágil sensación de seguridad
Los habitantes de este pueblo pesquero de Noruega son descritos en esta novela como personas religiosas, ignorantes y hostiles. Encarnan la maldad, la suciedad, la intolerancia, «la peligrosidad»... Para huir de todo ello Tora se evade, sueña despierta, hasta que un día llega a la isla un muchacho sordomudo con el que descubre el poder de los libros, el poder de evasión de la lectura.
[...] Cuando Tora leía se le pasaban casi todos los males. Era como salir desde Storholmen y los pilares del muelle y remar hasta mar abierto...
Herbjørg Wassmo crea con Tora uno de los personajes femeninos más fuertes, maduros e inolvidables de la literatura universal de finales del siglo XX. Un personaje que traspasa la piel, con el que respiramos cuando ella respira. Tora vivirá en nosotros con su característica dulzura y su tremenda solidez, mientras evoluciona su personaje y cambia el mundo. Tora calla, calla lo que vive en su propia casa, lo oculta para no descubrirle a él, al ser atroz, sin rostro. Además debe vivir con el oprobio de saberse hija de un soldado alemán, motivo de burla, injurias, de desprecio. Tras la guerra, las llamadas putas de los alemanes y sus hijos fueron despreciados y humillados durante años. Hasta hace poco no se ha logrado una reconciliación y una apertura sobre esta parte de nuestra historia, y con el pueblo que la ocasionó. Callar sobre lo vergonzoso es un fenómeno habitual. La trilogía, que da comienzo en 1981, es ya en su país un clásico moderno de gran intensidad narrativa que aúna odio y venganza, angustia, miedo y culpabilidad, amor y amistad, sexualidad y muerte.
LA HABITACIÓN MUDA
En el segundo título, La habitación muda, que obtuvo el Premio de los Libreros, Herbjørg Wassmo vuelve a retratar la opaca atmósfera de la pequeña comunidad donde ella se crió hasta la adolescencia. «Entonces no se hablaba mucho de sentimientos. Se actuaba y estos se mostraban a través de los actos. Mi abuela materna sí hablaba mucho de sentimientos [igual que Rakel, la tía de Tora]. Eran personas atípicas, distintas a la mayoría». No es este el único elemento biográfico que transpira la literatura de la escritora noruega, en su última novela, Cien años (aún no traducida) habla de tres generaciones de su familia, y la «parte más biográfica» es la vida de la «muchacha Herbjørg», que carga «con una grotesca vergüenza que no es suya, sino de su padre». Como le ocurre a Tora, «el silencio envenena» su vida, «al mismo tiempo que la convierte en una maestra del disimulo», afirma la novelista, que nunca se refiere explícitamente al abuso. «Tengo mucho en común con ella. Yo contaba con una red social más amplia y, ante todo, tengo otra personalidad. Yo podía ocultar mi vergüenza, mientras que el estatus de Tora, como hija de alemán, era conocido por todos e implicaba también a su madre. Pero conozco el dolor de Tora y su capacidad para escapar del trauma a través de la imaginación. La imaginación puede salvarte la vida», sentencia. Sin embargo, no todo es nefasto para Tora ya que es una buena estudiante y siempre tiene gente alrededor que le ayuda a sobrellevar su carga: su tía Rakel, casada con el risueño Simon;  Sol, una vecina de su edad o Frits un chico sordomudo y su encantadora madre que acogen a Tora en su casa con calor de hogar. 
En la tienda de Ottar, los hombres sonreían un poco. Era una sonrisa de un tipo muy especial y había que estar iniciado para comprender la amargura, el profundo desprecio y la total depresión que implicaba...  
Ingrid, la madre de Tora, se casó hace años con Henrik, un hombre hosco y antipático que posee una incapacidad física y abusa del alcohol. Tora sufre atroces miedos por su culpa, por «la peligrosidad»... Tras un episodio traumático en el que Henrik intenta prender fuego a la fábrica de su tío, nuestra protagonista encuentra la paz: la amenaza, «la peligrosidad», sale al fin de su casa. Henrik es encarcelado y a ella le dan una beca para poder estudiar el bachillerato en otra ciudad. Pero las cosas se complican porque el padrastro vuelve y su madre permanece callada. Su tía Rakel, que la comprende y apoya, cae enferma...
Así era la ley del Pueblo: todo tenía que continuar como siempre. Los cambios repentinos eran mal recibidos. A la gente no le gustaban los cambios. Tora entendió que tenía eso en común con todos los demás isleños, que no soportaba los cambios bruscos que tornaban lo suyo aún peor de lo que había sido hasta entonces. Se do cuenta de que proporcionaba cierta gran seguiridad que los demás fueran grises y estuvieran desamparados. Las fatigas propias tenían mejor aspecto cuando las de los hijos del vecino eran peores...
Herbjørg Wassmo sabe que no puede ayudar a las víctimas con tales traumas pero que, con su relato, puede «proporcionarles un rostro y decir: 'Miradme, he salido adelante, la vergüenza no es mía. ¡Lucharé por mi propia valía y por mi orgullo soberano sobre mi cuerpo y mi vida!'. Pero lo más importante es comunicarse, matar la vergüenza a base de hablar sobre ella, o remitírsela a aquellos a quienes les corresponde». La escritora noruega también opina que «la gente debe leer lo que le dé la gana, con tal de que lean. Sobre todo cuando se trata de lectores jóvenes que corren el peligro de convertirse en analfabetos».  
EL CIELO DESNUDO
Cierra esta trilogía la novela El cielo desnudo (1986). En ella se profundiza aún más en la sociedad cerrada de la isla con sus prejuicios y envidias, destacando la importancia que las fuerzas de la naturaleza tienen para sus gentes. Se profundiza en la sociedad de Breiland y sus gentes, en los distintos modos, actitudes y olores, respecto de la Isla. No obstante, los traumáticos acontecimientos harán mella, inevitablemente, en Tora: tantos sentimientos, tanta fortaleza, tanta responsabilidad, tanta decisión en una solitaria y silenciosa niña de 16 años (en realidad sólo suponemos la edad, en relación con sus estudios) y su evolución hacia la madurez llevando sobre sus hombros una doble vergüenza: el estigma de ser hija de la fugaz relación entre su madre y un soldado alemán durante la ocupación nazi de Noruega, y el ser víctima de «la peligrosidad». Todo lo ocurrido más todo lo que termina por suceder después... provocan un grave desequilibrio mental a la protagonista. Es una narración dura, con muchas escenas explícitas y muy crueles y tanto la  psicología de los personajes como la influencia de la naturaleza sobre ellos están muy muy bien descritas. A pesar de lo complejo de todo lo aquí relatado la historia se sigue bien. Tora aprende las normas y los modales de la ciudad, se adapta al nuevo medio y lo hace de un modo tan metódico que acabamos acomodándonos también nosotros, los lectores, a su nuevo hogar: su paraíso y su infierno.  
Era como si tuviera que aprenderlo todo de nuevo, como si su cabeza hubiera sido objeto de un riguroso lavado. Descubrió que no recordaba nada de lo que había aprendido [...] Oía voces en el patio del recreo. Interpretaba un difícil papel en un teatro en el que todas las frases le resultaban extrañas. Pero aquel era el único teatro que tenía. A veces veía ojos que se parecían a otros ojos que había visto, pero no estaba segura. Tenía constantemente la sensación de no haber aprendido una sola palabra que pudiera servirle para decir algo a alguien. Alguien siempre la había usado antes, alguien se la había aprendido en su nombre, alguien le mandaba decir justamente esto o aquello.
Tora se enfrenta a situaciones para las que no está preparado ningún ser humano, nadie. Ni siquiera las personas adultas. Y su capacidad para responder a ellas, para sobrellevarlas e incluso superarlas es admirable; no obstante, nada resulta como ella esperaba, nada. Porque nadie logra escapar del todo, marcharse del todo del Hormiguero. Nadie. El entorno que la rodea en su fiordo es tan distinto del que ella absorbe e interioriza en Breiland que supone aun más esfuerzo lograr sus propósitos bajo un código que ya no se entiende, que aún utilizando idénticos signos, ya no expresa nada.
Algunas veces echaba de menos a las personas. Pero sabía lo peligrosas que eran. No podía perder ya más de sí misma. Tenía que proteger lo que le quedaba. Reconstruir. Colocar un pensamiento sobre otro.  
Después de escribir un par de libros de poemas a finales de la década de los setenta, Herbjorg Wassmo alcanzó el reconocimiento literario en 1981 con la publicación de su primera novela, La casa del mirador ciego. La siguieron dos más (La habitación muda y El cielo desnudo). En 1989 publicaría El libro de Dina, que dio lugar a una segunda trilogía con protagonista femenina, en esta caso una adulta: Hijo de la providencia (1992) y La herencia de Karna (1997). Ambas trilogías ocupan un lugar central en su producción aunque ha escrito muchos otros libros, sobre todo novela, aunque también una obra de teatro, un libro para niños y una novela documental. Su última novela se publicó en Noruega en 2009; lleva por título Cien años.
Trilogía de Tora, de Herbjørg Wasson. Nórdica Libros, Salamanca, 2013
El idioma noruego ha sido capaz de romper fronteras gracias a su literatura, más allá de la etiqueta de exótica o pintoresca. Dicen que, en origen, cualquier creador noruego le debe mucho a Henrik Ibsen, autor del poema dramático Peer Gynt (1867), pero la novelista Herbjørg Wassmo ha llegado a lo más alto de su profesión porque escribe bien, porque su prosa transmite, es buena por sí misma.
WASSMO, Herbjørg. Trilogía de Tora, Nórdica Libros, Salamanca, 2013. Traducción de Cristina Gómez-Baggethun. 1040 págs. Estas tres obras componen uno de los conjuntos literarios más importantes de la literatura nórdica del siglo XX y han recibido prestigiosos premios: Premio de la Crítica de Noruega, Premio de los Libreros de Noruega, Premio de Literatura del Consejo Nórdico. Sus páginas nos muestran cómo va creciendo Tora, una niña noruega, y con ella viviremos la historia reciente de su país. Sabremos de sus conflictos, sus sufrimientos y los retos a los que se ha ido enfrentando desde pequeña. Dejará de ser una niña indefensa y será capaz de enfrentarse a sus miedos y a la dureza de la vida. Tendrá fuerza para salir de sí misma y de la Isla que la asfixia. Su lucha, que ha sido y es la de muchas mujeres, formará ya para siempre parte de nuestra memoria. La escritora más famosa de Noruega en los últimos años debe buena parte de su impacto masivo a esta trilogía sobre la niña Tora y la evolución de su vida. La autora cuenta en su bagaje literario con otra trilogía, la de Dina, que fue llevada al cine. La potente prosa de Herbjørg Wassmo atrapa sin piedad al lector...